ENTREVISTAS

«El verdadero El Dorado de un africano es África»

«Emigrar es lo más difícil que hay en el mundo porque tienes que justificarte ante toda la gente, vives en una soledad que nadie más entiende, en un mar de prejuicios», señala el activista y escritor senegalés Mamadou Dia, que habla de una realidad que conoce muy bien ya que hace 10 años cruzó en cayuco el Atlántico desde su tierra hasta las Islas Canarias. «Los que te miran no te conocen pero si sólo fuera eso no estaría mal. No te conocen y sin embargo te juzgan. El africano es peligroso, no tiene estudios…y siempre tenemos que estar luchando contra eso, hasta que llega un momento que te cansas y lo único que quieres es vivir tu vida, disfrutar como ser humano y no responder a nadie», añade Dia.

Su viaje hasta Europa, en una embarcación en la que iban otras 83 personas, entre ellas dos de sus hermanos, duró 8 días y de esa travesía, y de lo que Mamadou Dia se encontró luego al arribar a la costa, nació su primer libro, «3052. Persiguiendo un sueño», un diario del que ha vendido más de 8.000 ejemplares. «Llegamos aquí y nos tratan como asaltadores, invasores, como si viniéramos a robar», denuncia Mamadou Dia. «Me parece injusto que a un vasco para ir a Senegal le basta con su pasaporte, está allí el tiempo que quiere y regresa cuando le apetece. Pero lograr que un africano venga aquí es como devolverle la vida a una persona muerta. Son trabas, trabas y más trabas. Además, llegas a Europa y te llaman todos los días ilegal, inmigrante, sin papeles… En Senegal, ¿quién es el español al que le llaman inmigrante? Es un ser humano más y eso es lo que habría que hacer. Ese español vive en Senegal como el resto de la gente, nadie le dice en la calle «vete a tu país», ningún político senegalés dice «el español que viene aquí nos está quitando el trabajo».

Para Mamadou Dia está claro quién es el causante de tanto ir y venir de gentes en busca de un futuro mejor. «Todos los líderes africanos que intentaron impulsar un desarrollo por y para los propios africanos fueron ejecutados. Tenemos el mismo enemigo, un imperialismo que hace sufrir a la gente aquí y allí, que fomenta la injusticia en África y cuando termina allí sigue en Europa». Para este activista senegalés, «el desarrollo no lo van a fomentar ni las empresas ni las oenegés porque a las empresas les interesan más sus beneficios, las cifras, que las personas y las oenegés viven de la pobreza, de los desastres naturales, de la malnutrición y las guerras».

Hace un par de años, Mamadou Día regresó a su pueblo, Gandiol, donde ha fundado una asociación, Hahatay (Caracajadas). Desde allí, sigue persiguiendo su sueño. «El verdadero El Dorado de un africano es África», señala, rotundo. «Nosotros somos más familiares, muy de hermanos, de una vida comunitaria y eso aquí, en Europa, no lo podemos tener. No podemos ni vamos a cambiar nuestra manera de ser. Nosotros somos muy de casa, de vivir entre hermanos, de compartir. Y todo esto, cuando uno está fuera, se echa mucho de menos».

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