ENTREVISTAS

«La cooperativa de viviendas La Borda será un fracaso si se queda en un caso único»

«Nos centramos en el valor de uso de la vivienda y no en que se pueda vender, especular o generar dinero con su valor de cambio», explica el arquitecto Carles Baiges, integrante de La Borda, primera cooperativa de viviendas en régimen de cesión de uso sobre suelo público del Estado español. «Lo que queremos es un modelo alternativo de vivienda basado en la autogestión, en empoderar a la gente y que tenga poder de decisión sobre como vivir en su casa», añade Baiges. Las obras de construcción de La Borda arrancaron hace casi dos meses en el barrio de Sants, en Barcelona. El proyecto tiene un costo de 2,9 millones de euros y dará cobijo a 28 unidades convivenciales. Si todo va bien, esperan entrar a vivir en sus nuevas casas en el verano de 2018.

«Le damos mucha importancia a la vida comunitaria y en los 5 años que hemos tardado en poner en marcha la obra hemos tenido tiempo de conocernos todos los que vamos a vivir ahí a través de las asambleas que hemos hecho cada mes», cuenta Carles Baiges, integrante también de Lacol, cooperativa de arquitectos que trabaja en ese barrio de Barcelona desde 2009. «Las viviendas que se han proyectado son un poco más pequeñas de lo habitual, tienen alguna cosa menos que una vivienda tradicional pero, a cambio, tenemos bastantes servicios comunitarios, lujos comunitarios, como los llamamos nosotros. Desde lavandería hasta una cocina muy grande, aunque cada piso tiene también su propia cocina pequeña, habitaciones para invitados, sala polivalente, parking de bicicletas o azotea comunitaria», detalla Baiges.

«Construimos vivienda para construir comunidad», proclaman los integrantes de la cooperativa La Borda. «Detras de La Borda no hay una intención individual de abastecernos de vivienda sino de cambiar el modelo. Por eso, por ejemplo, en nuestra web están los estatutos, que hicimos específicamente con abogados para cumplir todos los requisitos. Todos los materiales los tenemos ahí colgados para que la gente pueda reproducir el modelo», cuenta Carles Baiges. «Lo ideal sería que en el futuro surgieran más bordas o cooperativas como la nuestra. De hecho, esta idea será un fracaso si se queda en un caso único».

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