«Todas somos víctimas de la violencia machista en mayor o menor medida. Y por eso necesitamos desde grupos de empoderamiento, de apoyo, de cuidados, hasta jornadas como ésta, porque somos nosotras las que tenemos que conceptualizar qué es y qué no es la violencia machista. Es el movimiento feminista y somos las mujeres las que tenemos que nombrar y decir, a partir de nuestras experiencias, qué es violencia», señala Itziar Gandarias, integrante de la Marcha Mundial de Mujeres de Euskal Herria, organizadora de los encuentros «Repensando la violencia machista: respuestas desde el feminismo en marcha». Estas jornadas se han celebrado en Donostia los días 18 y 19 de noviembre y en ellas han participado alrededor de 300 mujeres. «El objetivo no ha sido sólo repensar el concepto de violencia machista», añade Gandarias, sino que, «entre otros muchos temas hemos vuelto a poner el foco en la importancia de los grupos de mujeres, de feministas, del respaldo de estar juntas y organizadas para combatir la violencia machista y pensar estrategias y respuestas de manera colectiva».
«Parece que son cuatro cositas las que son violencia machista pero es una constante, casi a diario, en cualquier espacio en el que te mueves. Desde que sales de la puerta de tu casa, alguien, en sentido masculino, ya te está marcando tu vida diaria por unos canones machistas que previamente ha establecido», afirma Begoña González, de Galtzagorri. Este colectivo feminista de los llamados Barrio Altos de Bilbao nació en 1992 y ha retomado su actividad hace un año con el objetivo de conseguir una Casa de Mujeres en estos barrios. «Queda todo por hacer porque ésto sólo acabará el día que se acaben el machismo y la violencia machista. Y es que estamos en un nivel ahora mismo que si te pones a mirar para atrás, yo que ya tengo ciertos años, hay cosas que en las que estamos cada vez peor a nivel de violencia contra las mujeres», denuncia Begoña González.
En las jornadas organizadas por la Marcha Mundial de Mujeres de Euskal Herria también ha participado Izaskun Jiménez, integrante de la comisión de Igualdad y Mujer de Fekoor, la Federación de Personas con Discapacidad Física y/u Orgánica de Bizkaia. «Sufrimos dos tipos de violencia específicos. Por un lado, la violencia institucional. El 68% de las mujeres con diversidad funcional vive o malvive en recursos residenciales y de esas mujeres nadie habla, son mujeres que no tienen acceso a la información y están ahí a merced de lo que quieran hacer con ellas y por ellas. Muchas veces son mujeres que no tienen ni un poder de decisión sobre sus propias vidas porque se presupone que alguien sabe mucho mejor que ellas lo que les viene bien o mal», explica Izaskun Jiménez. «Y el otro tipo de violencia específica es la violencia pasiva, la violencia por omisión de cuidado. Hay sufrimos negligencias en abusos, en dar medicación de más o de menos, en no ayudarnos o apoyarnos en la higiene, en la alimentación o en el vestir. Es decir, sufrimos violencia a manos de personas que, se supone, nos están dando apoyo y para nosotras es muy difícil ser conscientes de que eso no forma parte de nuestra propia diversidad funcional», añade la integrante de Fekoor.
Por último, entre las centenares de participantes en las jornadas feministas de Donostia también se encuentra Afaf El Haloui, de Mujeres del Mundo. Para Afaf, acudir a estos encuentros «ha sido una oportunidad para abrirse a conocer más violencias, las llamadas violencias transistémicas, y un aportunidad también para reflexionar y trabajar más sobre qué es violencia y visibilizar aquellas que todavía estan normalizadas». En esta línea, Afaf El Haloui, anima a «humanizar y sentir a las otras pertsonas, abrir el corazón y los ojos, luchar hasta que todas seamos libres».
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