«El despojo de los pueblos indígenas de México comenzó hace más de 500 años pero aún sigue vigente. Hoy se trata de acabar con lo que no se pudo acabar entonces, a través de los diferentes megaproyectos que quieren imponernos a la fuerza, aún en contra de los pueblos, aunque hayan dicho que no los quieren. No somos escuchados ni vistos. La historia se repite en la actualidad», denuncia María de Jesús Patricio Martínez, ‘Marichuy’, (Tuxpán, 1963), médica tradicional nahua y vocera del Congreso Nacional Indígena de México (CNI). Esta «casa para todos los pueblos originarios» es la mayor coordinación de luchas indígenas de México y desde su fundación, el 12 de octubre de 1996, tras un llamado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), más de cien integrantes del CNI han sido asesinados.
En marzo, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, envió una carta al Rey de España y al Papa en la que les reclamaba que reconocieran los atropellos de la conquista y pidieran disculpas. Para Marichuy, «más que andar pidiendo afuera que se disculpen, López Obrador debería parar el despojo, obligar a las empresas, que son meramente extranjeras, a que dejen de expoliar nuestros pueblos. El presidente debería poner más atención en nuestras comunidades, voltear realmente abajo y ver que lo que no acabaron los conquistadores lo están haciendo esas empresas y él está abriendo la puerta para que lo hagan con facilidad, para que acaben de exterminar a nuestra gente. Por eso consideramos que más que pedir disculpas tiene que poner más atención y parar ya todo este despojo y masacre que se está hoy consumando».
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