«Hay una cultura de la violación, hay contenido en redes sociales que aumenta la violencia hacia las niñas y las mujeres y también hay un desamparo de la institucionalidad», explica Guadalupe Hernández (San Salvador, 1993), gestora cultural y activista por los derechos sexuales y reproductivos en El Salvador. Guadalupe es también integrante de la colectiva Las Incómodas y vive desde hace varios meses en Euskadi acogida en el programa vasco de protección temporal a defensoras de derechos humanos. «El peligro de ejercer defensoría de derechos o reclamar, decir las exigencias, es que se te tilde como terrorista. Ese es el discurso, la narrativa, del presidente Nayib Bukele. Ya no solamente son terroristas los pandilleros sino ahora también las instituciones y organizaciones que velan por los derechos humanos, hasta las personas. Hacer una denuncia te puede llevar a la cárcel y estar seis meses ahí sin seguridad jurídica porque en El Salvador vivimos desde hace un año en régimen de excepción. No hay garantías. Ahora se están haciendo barbaridades a nivel de violaciones de derechos humanos, se están llevando presas a cantidad de personas y estas personas en su mayoría son inocentes. Nada más se las están llevando por llenar una cuota, por decir que están haciendo algo», añade Guadalupe Hernández.
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