«Cuando la época del Covid, que fue tan estresante para todos, que estábamos confinados, y que también fue muy duro para nosotras, con jornadas de 8 a 10 horas continuamente con llamadas sobre la pandemia, pedimos al Centro de coordinación de emergencias que nos pusiera un servicio sicológico por si lo pudiéramos necesitar en algún momento. Y la única respuesta que recibimos desde dirección fue ponernos una sala, con un sillón, para que en el momento que nos sintiéramos mal, necesitásemos llorar o cualquier otra circunstancia que tuviéramos, pudiéramos ir a la salita, sentarnos en ese sillón y estar allí el tiempo que necesitáramos. Esa fue la respuesta. Y eso fue en el Covid pero hoy seguimos igual. No hay formación como tal por parte de la empresa Lanalden, la subcontrata del servicio, ni por parte del Centro de coordinación de emergencias como tal, de la dirección de SOS Deiak», cuenta Leire Epalza, trabajadora desde hace más de 15 años de SOS Deiak, el Centro de coordinación de emergencias de Euskadi, y delegada de ESK en su comité de empresa. SOS Deiak tiene una plantilla de 60 trabajadoras y es un servicio público del Gobierno Vasco que está subcontratado a la empresa Lanalden desde hace más de 20 años. En 2023, el Centro atendió 927.920 llamadas y gestionó 242.605 incidentes.
«El trabajo en SOS Deiak, el Centro de coordinación de emergencias de Euskadi, es un trabajo de una carga sicológica muy dura, muy dura. Es un trabajo en el que hay que dar un servicio esencial 24 horas al día, 7 días a la semana. Y creemos que está plantilla está recibiendo demasiada carga de trabajo para poder aguantar», explica Sarai Arce, integrante del sindicato ESK. «Y luego, además, por otro lado, es un trabajo que tampoco está bien retribuido. Tú puedes ser trabajadora de Lanalden, que en Bizkaia tiene alrededor de 1.400 trabajadoras, y estar en una campaña de atención al cliente tranquila, alguna de las muchas de telemarketing que hay, pero si estás en SOS Deiak hay una gran diferencia, es muchísima la diferencia. Y lo que decimos es que quién va a querer tener esa presión laboral, constante y continuamente, y enfrentarse a situaciones complicadas en cada llamada, si puedes tener un trabajo mucho más liviano, con un horario muchísimo mejor, que por lo menos te permita la conciliación. Y, en SOS Deiak, lo que nosotras decimos es que es un servicio necesario, esencial, pero tiene que hacerse en condiciones de trabajo dignas y tiene que dejar de hacerse solo a costa de las trabajadoras, de que se vayan quemando con unas jornadas interminables o con una pésima organización del calendario laboral por parte de la empresa, lo que hace que la plantilla no sepa casi en qué turnos de trabajo va a estar a la semana siguiente», añade la sindicalista de ESK.
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