«Es la propia estructura del sistema financiero internacional, este año ha habido beneficios récord por la subida de los tipos de interés pero no hay realmente un cuestionamiento de hacia dónde van las inversiones. Y las políticas de responsabilidad social corporativa son cosmética. Es verdad que, a veces, quizás por el riesgo reputacional que les supone aparecer en uno de nuestros informes, muestran un cierto interés, pero al final estamos hablando de instituciones financieras capitalistas que evidentemente no se cuestionan hacia dónde van sus inversiones», explica Eduardo Aragón, integrante del Centro Delàs de estudios por la paz y coautor del informe «La banca armada y su corresponsabilidad en el genocidio de Gaza. La financiación de las empresas que fabrican las armas usadas en las masacres contra la población palestina». Este informe, publicado en octubre, señala que doce entidades financieras españolas han financiado a siete de las quince empresas analizadas que proveen de armas y municiones a Israel. El Santander y el BBVA son los principales bancos financiadores españoles con más de 2.442 y 1.500 millones de dólares respectivamente. También aparecen en ese listado Caixabank, Ibercaja, Banca Caminos o Banca March. «En los últimos años no hay ningún tipo de cambio ni de mejoría. Es más, nosotros tenemos muy pocos datos, acceso a poca información, y estamos convencidos de que, si pudiéramos tener la foto completa, las conexiones de la banca armada española con las empresas que producen armamento serían mucho más amplias», añade Eduardo Aragón, integrante del Centro Delàs y activista de la campaña Banca Armada.
«Al final, las entidades financieras son parte estructural para poder sustentar la producción de armamento. Si las empresas que están produciendo material militar dejasen mañana de recibir financiación, tendrían que parar su producción, con lo cual todos los conflictos armados en el mundo desaparecerían, o al menos no se podrían llevar a cabo con la intensidad y la virulencia de ahora. Incluso en el caso de Gaza, que estamos hablando de un genocidio en marcha también patrocinado por las entidades financieras que prestan sus servicios financieros a las empresas que producen este armamento», denuncia Eduardo Aragón, integrante del Centro Delàs de estudios por la paz.
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