Mucho se habla estos días del sistema que fija el precio de la luz, de lo qué subirá y por qué nuestro próximo recibo. Levantamos la mirada más allá de nuestros bolsillos y nos fijamos en una de esas mastodónticas torres eléctricas con las que convivimos. En su libro de cuentos «Sin lavarse las manos», Gustavo Duch nos habla de lo que sucedió cuando construyeron la primera torre eléctrica gigante en la República Democrática del Congo. Una historia sorprendente que, al paso que vamos, pronto podremos también contemplar en nuestros hogares.
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