Mi primer libro sobre Lorca, mi primera mentira

Hace unos días, preparando una lectura de poemas de Federico García Lorca que vamos a realizar varias madres y padres con estudiantes de Primaria en el colegio Miribilla, en Bilbao, descubrí un libro que me dejó perplejo. Teníamos que elegir varios poemas de Lorca y disponíamos de media docena de libros que recogían una selección de sus textos dedicados de modo especial a la infancia. Además, había otro libro, el más reciente, editado por Anaya en 2012, que explicaba la vida de Lorca y que las profesoras habían escogido para leer previamente en las clases con sus estudiantes y que éstos conocieran así algunos retazos de la vida del escritor antes de escuchar y recitar sus versos.

“Mi primer libro sobre Lorca” está escrito por Concha López Narváez e ilustrado por Goyo Rodríguez. Forma parte de la colección “Mi primer libro”, de Anaya, y está pensado para estudiantes del primer ciclo de Educación Primaria (a partir de 5 años). En esta misma colección se han editado libros similares sobre Machado, Picasso, Miguel Hernández o Gloria Fuertes. Como señalan en la reseña de la página de la propia editorial, “a través de una narración amena y directa intercalada con algunos de los poemas más conocidos de Federico García Lorca, Concha López Narváez acerca a los primeros lectores la vida y obra de uno de nuestros poetas más universales. Desde su nacimiento en Fuente Vaqueros y primeros años de vida, la autora recorre los paisajes y las personas que configuraron su carácter y su personal visión del mundo, hasta su época de reconocimiento mundial y posterior muerte en 1936”.

El asunto es que esa muerte de Lorca, que como sabemos fue fusilado por los fascistas, desaparece misteriosamente en el interior del libro. Así cuentan ese dramático momento, su vil asesinato, en “Mi primer libro sobre Lorca”: “El sueño de Federico era mejorar la vida de los que menos tenían, y sabía que con cultura e inteligencia esto sería posible. Era un hermoso sueño, pero sus sueños se los llevó el viento, y a él con ellos. Una madrugada de verano, bajo las últimas estrellas, Federico se fue para siempre”. La culpa de su muerte, de su marcha, fue del viento y del propio Federico que, por lo que parece, quizás no hizo nada para evitarlo.

Tras unos primeros instantes de sorpresa, pensé que igual no se habían olvidado de que Lorca fue asesinado, sino que sencillamente pensaban que la chavalería de Educación Primaria igual no estaba preparada todavía para que le hablen de guerras y muertes. Sin embargo, tras consultar el resto de libros sobre Lorca que había en la mesa, editados también expresamente para el mismo público, descubrí que en todos ellos, en la breve biografía que incluían sobre Federico, se contaba de una u otra manera que murió asesinado en la Guerra Civil.

Por supuesto, por si os lo estáis preguntando, tampoco se dice nada en ningún momento en el libro, ni se hace ninguna velada alusión, a la homosexualidad de Lorca. Aunque de este asunto, la verdad, tampoco dicen nada el resto de los libros.

“Canción primaveral”, uno de los poemas de juventud de Lorca, es un canto a la infancia, a esa añorada etapa de su vida en la que Lorca se sintió inmensamente feliz, entre juegos, canciones y correrías en la campiña granadina que tanto amó.

Salen los niños alegres
de la escuela,
poniendo en el aire tibio
del abril canciones nuevas.
¡Qué alegría tiene el hondo
silencio de la calleja!
Un silencio hecho pedazos
por risas de plata nueva.

Si queremos que las niñas y los niños de hoy canten canciones nuevas, tenemos que desterrar de nuestras escuelas cualquier atisbo de esa caduca y rancia manera de ver la vida y la historia que se nutre del olvido y la desmemoria, de las medias verdades y las mentiras enteras.