«Expulsados de la tierra, somos la semilla escupida lo más lejos del árbol talado, hasta los campos del mar. Servíos de nosotros, yacimiento de vida para explotar, planta, metal, manos, mucho más que fuerza de trabajo», claman los protagonistas de «Sólo ida» durante su travesía a través del Mediterráneo, rumbo a Europa. El escritor italiano Erri De Luca (Napoles, 1950) narra en este imprescindible y dramático libro la odisea de miles de personas cuya tierra, tragada, no existe bajo los pies y su patria es una barca, una cáscara abierta. La editorial Seix Barral acaba de publicar por primera vez en un volumen toda la poesía de Erri De Luca, en edición bilingüe y traducida por Fernando Valverde. Agrupados bajo el título de «Sólo ida. Poesía completa», esta obra recoge sus cuatro libros de poemas, entre ellos el que da nombre a la antología y que fue publicado en 2005.
«Sólo ida» arranca con esta «Nota de geografía«:
Las costas del Mediterráneo se dividen en dos,
las de salida y las de llegada, sin que puedan equipararse:
hay más playas y más noches de embarque que aquellas de desembarque,
tocan Italia menos vidas que las que salieron a bordo.
Para desequilibrar la cuenta, nosotros contribuimos a la mala suerte.
Sin embargo, Italia es una palabra abierta, llena de aire.
Aquí podéis escuchar uno de los poemas más extensos y sobrecogedores del libro:
Relato de Uno
Y, de propina, aquí tenéis otro poema más de «Sólo ida», un libro fundamental para entender y acercarnos al mundo en el que vivimos.
Coro
Somos los innumerables, el doble en cada centro de expulsión,
adoquinamos de esqueletos vuestro mar para caminar sobre ellos.
No podéis contarnos, si nos contáis aumentamos,
hijos del horizonte, que nos manda de vuelta.
Hemos venido descalzos, sin suelas,
sin sentir espinas, piedras, colas de escorpiones.
Ningún policía puede despreciarnos
después de todo lo que hemos sido ya ofendidos.
Seremos los siervos, los hijos que no tenéis,
nuestras vidas serán vuestros libros de aventuras.
Traemos a Homero y a Dante, el ciego y el peregrino,
el olor que perdisteis, la igualdad que habéis sometido.
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