«Siempre digo que los poetas no somos más listos que los demás. Nos fijamos mucho, sí, como mucha otra gente que se fija, pero creo que hay una cosa que a los poetas nos hace poetas y es el amor por las palabras», cuenta la poeta y escritora Ana Pérez Cañamares (Santa Cruz de Tenerife, 1968). «Sin la pasión por las palabras seríamos gente que abre mucho los ojos, que se fija y que es sensible, como hay a patadas por ahí. Pero es que además nosotros tenemos un amor obsesivo por las palabras… esta palabrita no, esta otra mejor, esta como suena con esta otra, esta imagen, estas dos palabras que nunca pensé que pudieran ir juntas… y qué no decaiga nunca ese amor por las palabras», añade Cañamares, que acaba de presentar en Bilbao su último poemario, «El espejo discreto» (Editorial Pre-Textos), Premio de Poesía Vicente Núñez.
«Una gran parte de la gente a la que no le gusta la poesía es porque no la conoce. Mucha gente no sabe que la poesía puede hablar de sus vidas. Se han quedado con una idea, una imagen, unas lecturas de los quince años y nunca más», explica Ana Pérez Cañamares. «A mí, una de las cosas que más me gusta que me digan, y que me dicen además a menudo en los recitales, es eso de que no sabían que la poesía era esto, que habla de mí, de mi madre, mi hija, mi jefe, mi trabajo, que me ha recordado algo, me ha hecho llorar… Mucha gente no sabe que la poesía puede hablar de su vida. Y yo muchas veces lo que les digo es que no quieren que lo sepas porque en esta sociedad nos tienen mucho mejor viendo «Mujeres, hombres y viceversa» que leyendo poesía. Les interesa más que no pensemos demasiado, que nos dediquemos a consumir y acatemos el mundo como es, sin pensar en cómo podría ser. Y la poesía habla de eso también, para mí por lo menos. A mí la poesía me recuerda lo maravillosa que puede ser la vida, incluso con los poemas críticos, políticos y sociales que tienen mucho amor atrás a ese otro mundo posible», cuenta la poeta.
Buenísima Ana Cañamares, a mí me ha servido para volar prendida a un globo a costa aún de las piedras que atan mis pies.
Preciosa entrevista