ENTREVISTAS

«Desde la colonización no ha habido un día en que el pueblo afrocolombiano no haya vivido la violencia»

«A nosotros desde muy chiquitos, los abuelos sobre todo, nos enseñan lo que se es, nos enseñan a pescar en el río, a hacer minería, a sembrar la tierra», explica Francia Márquez, afrodescendiente y activista de Colombia, de 36 años, que en 2014 fue desplazada de su pueblo por las amenazas de muerte que recibió tras liderar la lucha contra la minería ilegal en su territorio. «Vivimos sobre la coordillera Occidental y ese territorio es una amenaza porque aunque nuestro pueblo lo ve como espacio de vida otros lo ven como espacio para obtener riqueza acumulativa por los minerales que ahí se encuentran», añade la defensora de derechos humanos colombiana, premio Medioambiental Goldman 2018.

En 2015, Francia Márquez recibió el Premio Nacional de la defensa de los derechos humanos en Colombia en la categoría de Defensora del Año por encabezar la llamada “Marcha de los turbantes”. Alrededor de 100 mujeres de la comunidad La Toma marcharon durante 10 días hasta Bogotá para solicitar al gobierno que detuviera la extracción ilegal de oro en sus tierras ancestrales y un proceso de titulación de esas tierras para sus legítimas dueñas. «Cuando dijeron que iban a desviar el río Ovejas para hacer la represa yo sentí que me estaban arrancando parte de mi ser, que parte de nuestro corazón me lo están quitando», cuenta Francia Márquez. «Luchamos para que no desviaran el río Ovejas pero después llegaron los paramilitares violentando los derechos de la gente, pero después de una supuesta desmovilización de los grupos paramilitares llegaron las empresas trasnacionales a decir que el subsuelo es del Estado y se lo había entregado. Y entonces nosotros nos preguntamos qué somos. Nosotros hemos apostado a la construcción de este país como población afrocolombiana, igual que los pueblos indígenas, y hoy están pasando por encima nuestro en nombre del desarrollo. Y esto para nosotros es como la cadena que empezó con nuestros ancestros y ancestras pero que sigue con nosotros, porque en nombre del desarrollo esclavizaron a mis ancestros y ancestras y hoy en nombre del desarrollo nos sacan de esos territorios donde nos colocaron cuando nos trajeron de África. Digamos que vamos haciendo las conexiones de cómo es el desarrollo en el tiempo y son las mismas acciones de violencia y son los mismos actores a los que se violenta», añade la activista afrocolombiana.

«Sabemos que estamos enfrentándonos a unos monstruos y hay comunidades y personas que han dicho ‘yo no me voy a hacer matar, esta gente tiene mucho poder’. Y muchos terminan siendo cooptados. O muchas veces estas empresas llegan a satisfacer necesidades inmediatas, con migajas que le dan a la comunidad, y ya por eso la gente a veces abandona la lucha», detalla Francia Márquez. «Pero cuando una tiene al convicción de la importancia de cuidar el territorio, de seguir siendo comunidad, yo creo que eso está por encima de todo y eso hace que aunque sean las empresas más grandes del mundo, con todos los poderes económicos, militares y políticos, una decide asumir esa lucha», sentencia.

Actualmente, Francia Márquez es integrante del Consejo Nacional de Paz y Convivencia, instancia oficial creada para el seguimiento del cumplimiento de los acuerdos de paz en Colombia. En 2018 ha sido también candidata al Congreso de Colombia por el Consejo Comunitario del río Yurumanguí en alianza con el candidato presidencial Gustavo Petro. «Parte de lo que aprendí de mis ancestros es que se liberaron de las cadenas, por lo menos físicas, de los grilletes, y que nosotros tenemos la responsabilidad de seguir pariendo al libertad para nuestro pueblo. Y yo asumo ese desafío y reto, lo que implica a veces que termino siendo objetivo militar, o terminamos siendo porque no es Francia Márquez sino que es toda una comunidad, todo un pueblo que lucha por vivir dignamente, por ser libre», cuenta la defensora colombiana de los derechos humanos y el medioambiente. «Para los pueblos afrodescendientes, para los pueblos indígenas, la violencia no empezó ahora, la violencia comenzó con la colonización y no ha pasado un día en que nosotros como pueblo no tengamos que vivir la violencia», añade Márquez.

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