ENTREVISTAS

«La discriminación de las mujeres abarca toda una serie de mecanismos sutiles que cuentan muchísimo»

«El sistema académico está enfermo. El mundo de la investigación, en concreto, no funciona bien, como debería. Se dice que promociona la excelencia, el mérito, pero no siempre es así. Hay problemas que son estructurales, que afectan tanto a las mujeres como a los hombres, pero luego hay también mecanismos más específicos que afectan más a las mujeres y aquí hay que hablar ya de la discriminación», señala Nastassja Cipriani (Roma, 1987), doctora en Matemáticas por la Universidad de KU Leuven (Bélgica) y en Física por la Universidad del País Vasco (UPV). «En nuestra investigación hemos visto que a menudo las personas hablan de discriminación solo en los casos en los que hay un acoso sexual. Muchas personas piensan que discriminación significa que alguien venga a tu despacho y te diga que no te quiere en su grupo de investigación porque eres una mujer. Esto puede pasar pero no existe solo esta discriminación. Hay toda una serie de mecanismos mucho más sutiles que cuentan muchísimo», añade esta científica, coordinadora del «Análisis de los fenómenos que contribuyen a perpetuar, o modificar, la discriminación de las mujeres en los campos de las matemáticas y la física». esta investigación, que se acaba de publicar, se ha centrado en al Universidad del País Vasco y se ha llevado a cabo con una beca de Emakunde, el Instituto Vasco de la Mujer. En este trabajo ha participado también José M. M. Senovilla, catedrático de Física Teórica de la UPV.

«Si todas las mujeres dicen que dejan sus carreras por una decisión personal está claro que estamos ante un problema colectivo, a nivel de sistema. Hay que cambiar el chip y hablar de que se trata de algo colectivo, no solo individual, de la persona que deja su investigación. Estamos ante un fenómeno muy grande y que caracteriza a la universidad y la academia en el mundo occidental», explica Nastassja Cipriani. «En nuestro estudio hablamos de discriminación individual, estructural y simbólica. Por un lado, la discriminación individual abarca todos esos mecanismos que a diario afectan a las mujeres en su lugar de trabajo y hacen que no se sientan a gusto, cómodas, por el lenguaje inadecuado o por el sistema de poder de los hombres. Luego, la discriminación estructural, la de la división del trabajo según el género, impide a las mujeres desarrollar sus carreras a la par de sus colegas varones por las mayores cargas que tienen por su entorno familiar. Y, por último, la discriminación simbólica, la relacionada con los estereotipos, también cuenta mucho».

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