ENTREVISTAS

«El bombardeo de Gernika ha eclipsado otros hechos que también sucedieron aquí durante la guerra»

«En Gernika, el bombardeo fue terrible, afectó a toda la población y durante mucho tiempo costó recuperarse y rehacer la vida local. Pero también ocurrieron otros episodios dentro del entorno de la Guerra Civil y quedaron eclipsados. Ahí están el caso del Hospital militar de prisioneros de guerra, en el cual fallecieron 269 personas, los dos fusilamientos de socialistas que hubo en 1937, las depuraciones en el Ayuntamiento de Gernika o los prisioneros esclavos que vinieron a Gernika a rehacer el ferrocarril o la ciudad dentro de los planes de regiones devastadas», explica Amagoia López de Larruzea Zarate, integrante de la asociación Pipergorri y coautora de «269 preso in memoriam». Este estudio recoge la lista completa de las 269 personas fallecidas en el hospital militar de Gernika y también las biografías de 60 de ellas. Este trabajo, realizado para rescatar del olvido las vidas de los 269 presos que fallecieron en ese centro, en el que los reclusos enfermos se vieron obligados a soportar condiciones de vida parecidas a las de un campo de concentración, forma parte del libro «El hospital militar de prisioneros de guerra de Gernika (1938-1940)».

«En Gernika, la única lista que está expuesta para el reconocimiento público es la de los presos fallecidos en el hospital militar y hay gente que confunde esta lista con la de las personas fallecidas en el bombardeo. Es decir, Gernika todavía no ha sido capaz de hacer una lista con las personas que sabemos los gernikeses que fallecieron en el bombardeo», cuenta Iñaki Uribarrena, coautor de «269 preso in memoriam» e integrante de la asociación gernikesa Pipergorri. «El tema del bombardeo ha eclipsado todo el capítulo de la Guerra Civil en Gernika. En el caso del hospital militar, me imagino que también habrá sus lados oscuros, por ejemplo en cuanto a la implicación que pudieron tener los funcionarios locales en aquel momento ya que cogestionaban el propio hospital. Y también lo que tiene que ver con los propios gernikeses que pudieran estar vinculados por razones laborales o de otra índole con el propio hospital. En definitiva, que cuando se cerró el hospital para muchos fue un cierto alivio. Hay que reconocer que Gernika era una población bastante conservadora, que el mapa sociológico antes del bombardeo era el que era y la población afecta a los sublevados era la que era. De alguna manera, son cosas que luego parece que el tienmpo lo borra todo, que es un capítulo que se cerró y que lo único que ha quedado en la memoria es lo que vino después. Así, el edificio del hospital acogió, por ejemplo, al destacamento penal donde estuvieron trabajando los prisioneros esclavos en la reconstrucción de Gernika. Esa parte de la memoria sí que queda más presente en las generaciones actuales porque muchos se quedaron en Gernika a vivir. Hay mucha egnte que se vinculó con familias de Gernika y que sus descendientes viven hoy aquí. Así que es como más reconocible eso, pero el otro capítulo, el del hospital, no ha sido nada reconocible. Si le añadimos que era un hospital de enfermos, con todo lo que suponían las enfermedades infecciosas, nos podemos imaginar que es un capítulo que la sociedad gernikesa lo borró enseguida de sus mentes».

El pasado 3 de junio se celebró en el cementerio de Zallo, en Gernika, un acto de memoria y homenaje a los 269 presos fallecidos en el hospital militar entre 1938 y 1940 y se inauguró un memorial con todos sus nombres y apellidos.

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