“Las tortugas sabe a dónde van. No así las liebres”, explica el narrador poeta y ensayista Rafael Courtoisie. “Al igual que los caracoles, en ocasiones se introducen en sí mismas para no perder el tiempo. No están inmóviles, sólo quietas. Como algunos hombres, se sienten confortables sumergidos en el mar verdoso y denso de la baba que segregan. No duermen o declinan: simplemente están pensando”. Aquí tenéis el segundo capítulo de las reflexiones sobre “Los hombres lentos” que publicó Courtoisie en su libro “Poesía y caracol”.
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