Cada vez es más habitual verlos, por todos lados, blindados del frío con sus corazas de cartones. ¿Y si las personas que cada noche duermen en los cajeros autómaticos o bajo nuestros puentes fueran en realidad trabajadores del ayuntamiento? ¿Y si todo fuera una estratagema municipal para mantenernos al resto sumisos, para qué sepamos lo que nos espera como decidamos rebelarnos? Es la propuesta que plantea el escritor andaluz Manuel Moya Escobar en este inquietante relato, «Esbirros».
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