«Ni el Gobierno Vasco, que al final es el responsable del servicio de comedor escolar, ni las empresas de catering han querido participar en nuestro estudio y eso es una demostración de la opacidad del sistema», señala Lurdes Imaz, coordinadora de la Confederación de Asociaciones de Madres y Padres (AMPA) de la Escuela Pública Vasca (EHIGE), entidad que agrupa a más de 500 AMPAs, más del 90% del total. EHIGE y la ongd VSF-Justicia Alimentaria Global acaban de presentar su informe «Comedores escolares en la Comunidad Autónoma Vasca. ¿Cómo son y cómo podrían ser: calidad alimentaria, potencial educativo y vínculo local». Para Lurdes Imaz, «el sistema debería ser más transparente y el gobierno y las empresas deberían atender a las familias porque al final son nuestras hijas e hijos los usuarios de los comedores escolares».
«Los alimentos que se sirven en los comedores escolares cumplen con las exigencias del Gobierno Vasco pero no cumplen con otras recomendaciones que se hacen a nivel estatal o internacional por la Organización Mundial de la Salud, como por ejemplo la estrategia NAOS o el programa Perseo», afirma Irantzu Duro, investigadora de Laia Ekosormena y autora del informe. «En un estudio que hizo en 2011 el Hospital de Cruces sobre perfil nutricional de los menús e ingesta dietética en comedores escolares de Bizkaia ya se señalaba que el nivel de proteína que se sirve en los menús es muy alto, que se ofrece poca verdura, que hay bastantes productos precocinados o que la presencia de postres azucarados es demasiado elevada. Y hoy en día algunas de las recomendaciones de ese estudio no se han cumplido ni mejorado», añade Irantzu Duro.
«Todos los centros públicos están obligados a gestionarse a través de empresas de catering y sólo existen dos opciones, si en el centro escolar hay cocina, llega la materia prima desde la empresa de catering y se cocina en el mismo centro, y si no hay cocina, la comida llega preparada de las cocinas centrales de las empresas», cuenta Lurdes Imaz, coordinadora de EHIGE. «En estos momentos hay un 37% del alumnado que tiene cocina en su centro escolar y en los últimos años el Gobierno Vasco cada vez que ha hecho un nuevo centro lo ha hecho sin cocina y cuando ha habido que hacer obras, de ampliación o reformas, ha intentado poco a poco quitar las cocinas porque le sale más barato centralizar todo desde las cocinas de las empresas. Pero nosotras tenemos clarísimo que evidentemente no tiene nada que ver cocinar en el centro escolar, en el momento, que traer una comida que se ha cocinado horas antes y que para mantenerse en buen estado necesita de más salsas y conservantes. Y, además, lo que te permite cocinar en la escuela es también que te puedes adaptar mejor a la cantidad y que en el caso de que haya enfermedaders puntuales, como gastroenteritis, también es más fácil adaptarse a las necesidades. Y, por último, también está todo el tema del ahorro ya que hoy se tira mucha comida en los centros escolares y hay que hacerlo porque la normativa obliga a tirar la comida que sobra ya que no se puede llevar a ningún sitio. En definitiva, entendemos que las cocinas en los centros escolares lo que permiten es mejorar la calidad», explica Lurdes Imaz, coordinadora de EHIGE.
Los comedores escolares deben ofrecer al alumnado una alimentación de calidad y saludable, apropiada para sus necesidades nutricionales. Pero son, además, espacios con un enorme potencial educativo. «El comedor escolar se considera un servicio y no un espacio pedagógico más como el resto del centro. Y entendemos que en este sentido se pueden aprovechar tanto el comedor como la cocina, cosa que no se hace hoy en día», afirma Lurdes Imaz, coordinadora de EHIGE. «Hoy en día, las monitoras que trabajan en los comedores escolares no tienen la fomación adecuada para hacer un aprovechamiento pedagógico de ese espacio. Realmente el horario del comedor no es sólo la media hora de la comida sino que ahí hay un horario anterior y posterior en el que el alumnado también puede hacer actividades. Se podría aprovechar ese espacio para tratar temas relacionados con la alimentación. Además, los espacios de los comedores no son nada agradables. Muchas veces hay centros escolares en los que se tienen que hacer tres turnos porque el comedor no es suficientemente grande. Entonces, cada turno está lleno, hay ruido, tienen que acabar el plato rápido porque llega el siguiente turno… Luego, el alumnado también debería participar más porque tenemos un sistema en el que casi es sólo sentarse y comer. Podrían participar quizás no elaborando el menú, porque eso es una cosa muy complicada, pero se podría recoger sus opiniones. Es verdad que eso complicaría la cosa pero estaría bien tener en cuenta su opinión. Y relacionado con la alimentación local, en Francia, por ejemplo, hay comedores escolares de Secundaria que se abastecen con producto local y en esos comedores hay carteles que indican de dónde proceden los alimentos de ese día y ahí puedes ver de dónde viene esa lechuga que te toca comer ese día. Y eso también es interesante para que el alumnado que llegue ahí sepa lo que está comiendo. Entonces, todo esto se puede hacer en esta línea pedagógica que proponemos y mucho más. Y en este sentido estamos a cero», explica Lurdes Imaz, coordinadora de EHIGE, la Confederación de Asociaciones de Madres y Padres de las Escuela Pública Vasca.
El informe «Comedores escolares en la Comunidad Autónoma Vasca. ¿Cómo son y cómo podrían ser: calidad alimentaria, potencial educativo y vínculo local» se puede ver y descargar en las páginas web de EHIGE www.ehige.eus y de VSF-Justicia Alimentaria Global https://vsf.org.es/
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