«El umbral de la pobreza está establecido en el 60% de la media de ingresos por renta per capita y en Euskadi ese umbral, en 2019, era de 895 euros. Por eso, hemos puesto la cantidad a percibir por la Renta Básica Incondicional (RBI) en 900 euros, porque con esa renta, dándosela a todo el mundo, trabaje o no trabaje, sin ningún requisito o condición, salvo llevar tres meses de residencia aquí antes de pedirla, nadie sería pobre económicamente. Hemos hecho desaparecer la pobreza económica. Hay que tener en cuenta que después de 31 años de historia de la Renta de Garantía de Ingresos (RGI), ahora mismo, según la última Encuesta de pobreza y desigualdades sociales, el 31% de la gente pobre no accede a está renta porque incumple los requisitos. Y a la gente que accede, si le preguntas si sigue siendo pobre a pesar de cobrar la RGI, el 50% dice que sí. Claro, porque la dotación de la RGI es insuficiente y los requisitos para acceder a ella son una salvajada. Todo esto desaparecería con la RBI. La pobreza económica como tal desaparecería», explica el economista Iñaki Uribarri, uno de los promotores de la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) por una Renta Básica Incondicional en Euskadi. «La RBI pretende ser una inersión social. No nos la planteamos como un gasto porque al final lo que va a conseguir es que la gente no llegue a ser pobre sino que esa renta actúa antes de que alguien haya podido fracasar en su proyecto de vida», apunta Puri Pérez, promotora también de esta iniciativa y ex-coordinadora de Mugarik Gabe. Cerca de una veintena de personas de distintas generaciones y con recorridos diversos en el campo de lso derechos humanos, la lucha contra la pobreza, el feminismo, el antirracismo, el ecologismo o el antimilitarismo impulsan esta ILP para que el Parlamento Vasco apruebe una nueva ley que establezca una Renta Básica Incondicional en Euskadi.
«¿Y aquellas cosas que nadie quiere hacer, qué son necesarias, cómo se van a poder hacer si la gente cobra una renta incondicional?, nos preguntan. Y, claro, habrá que cambiar las cosas. Igual que estamos viendo ahora. Los trabajos de cuidados estaban infinitamente mal pagados, a pesar de la utilidad que han tenido para que podamos combatir la pandemia. Por eso, lo que tendríamos que hacer es revalorizar esos trabajos y decir que vale más pagar a una persona que ha ayudado a gente que estaba en situación frágil con la pandemia que a quienes están haciendo otro tipo de tareas y se les paga mucho pero son socialmente menos útiles. Eso sí que va a cambiar con la RBI, va a cambiar la cultura del trabajo. Pero eso es bueno porquela cultura del trabajo ahora es horrorosa, es el trabajo capitalista que la patronal quiere y en unas condiciones muy negativas», cuenta Iñaki Uribarri. «Nosotras lo planteamos como un derecho a tener una vida digna», añade Puri Pérez. «Hemos recibido también críticas porque la RBI igual puede resultar perjudicial para las mujeres porque pueden tender a quedarse en casa si la cobran. Bueno, las mujeres son muy dignas de decidir aquello que consideren oportuno. Hablamos de un derecho, como se logró el de voto, por ejemplo, y esperamos que la RBI sea el próximo».
Comentarios
Aún no hay comentarios.