Océano de las historias

Todo Lisboa dejó de ser rentable

«El vino tranquilo de los portugueses no es rentable, los claveles de abril tampoco son rentables, la solidaridad social de La Morería, ¿cómo va a ser eso rentable?», reflexiona Luis Sepúlveda mientras recorre Lisboa. «Disparos al aire», recién publicado por Visor Libros, recoge una selección de su obra poética, que ha permanecido completamente inédita hasta ahora. «Lisboa no es rentable», fechado en 2016, en la capital portuguesa, es el último poema encontrado entre las pertenencias de Sepúlveda y cierra también este libro.

Lisboa no es rentable

El viejo tranvía de Lisboa no es rentable,
ni los versos de Pessoa que leo con la misma lentitud
con que sube hasta el Barrio Alto.
Dejó de ser rentable la mesa de billar
en el Pabellón Chino y sus colecciones imposibles
tampoco son rentables.
Los árboles de la avenida de las Libertades en verano,
las vendedoras de castañas en la Rua Augusta,
las historias que me cuenta el viejo Tejo,
todo eso dejó de ser rentable.

El vino tranquilo de los portugueses no es rentable,
los claveles de abril tampoco son rentables,
la solidaridad social de La Morería,
¿cómo va a ser eso rentable?
La voz de José Afonso no es rentable,
la serena nostalgia del fado,
los lentos trenes que llegan a Santa Apolónia
y los ascensores que suben a Chiado,
todo eso dejó de ser rentable.

Los banqueros decidieron que los sueños
que son parte de la vida vivida honestamente,
que los músculos que lo levantaron todo,
que los cerebros que lo imaginaron todo,
que todo eso y más que eso, no es rentable.
Entonces impusieron la mezquina moral del usurero
para que el hedor y el virus, el miedo y la parálisis
la traición y la infamia
sean por cierto asuntos muy rentables.

Pero aún quedamos nosotros los tercos,
los porfiados que no pedimos más que sombra al árbol
y al pájaro la levedad de su canto
y a la calle que nos lleve hasta una puerta amable
y al vino su oscuridad luminosa de amigos
y al niño la efímera alegría de su paso.

A nosotros, el plural de los que podemos
vivir con tranvías lentos y trenes que llegan con retraso,
nos basta una luz, una sola para leer un verso,
un amor, uno solo para ser la humanidad,
un día, uno solo y fundamos la existencia,
y no nos importa si todo esto pueda ser o no rentable.

Luis Sepúlveda.

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