«El conflicto de Cabo Delgado se ha transformado en una oportunidad de negocios a costa de vidas inocentes. En este periodo de conflicto, desde 2017, han surgido muchas empresas y negocios que alimentan la propia guerra, empresas multinacionales y nacionales que se benefician de esa máquina de negocios a costa de vidas inocentes, lo que hace que esas propias multinacionales y las élites nacionales no estén preocupadas en terminar la guerra porque les está siendo muy lucrativa», explica el investigador mozambiqueño Alberto Ernesto, del Centro de Estudios y Acción para la Paz (CEAP) y de la Fundación Ayuda en Acción en Mozambique.
«Ahora tenemos en marcha el modelo de paz militar, un modelo que consiste en una operación militar combinada con una gran operación humanitaria, pero para mantener el statu quo. Es decir, para que las multinacionales puedan seguir operando en Mozambique», cuenta Jokin Alberdi Bidaguren, profesor de la Universidad del País Vasco y presidente del Centro de investigación por la paz Gernika Gogoratuz. «Ahora lo que se ha conseguido es estabilizar la zona, aunque sigue habiendo ataques insurgentes, para que esas grandes empresas, como la Total Energy o la Exxon Mobil, con capital europeo y americano, puedan continuar con su actividad extractiva. Y por eso ahora se dedica tanto dinero a la logística de la guerra. La Unión Europea no manda soldados pero con el dinero de su Misión de asistencia militar en Mozambique está consiguiendo que las multinacionales puedan seguir adelante con sus proyectos y negocios en el país. No importa que la gente retorne, lo que importa es que el gran capital pueda seguir explotando sus recursos. Ese es el modelo. Y nuestra propuesta no es esa. Nuestra propuesta es abordar qué impacto tienen esos megaproyectos en las vidas de las personas y ayudar a través de procesos comunitarios, cotidianos, desde abajo, a fortalecer las estructuras sociales que hay para que se vayan organizando para construir la paz. Y pensamos que esa es la alternativa al otro modelo, porque está claro que ese otro modelo no funciona. El modelo de paz militar no resuelve los problemas de la gente. Entonces, tenemos que empezar a articular alternativas para que la gente pueda vivir mejor y en paz», concluye Jokin Alberdi Bidaguren.
Comentarios
Aún no hay comentarios.