Hace 38 años, con sus vestidos tradicionales, con melhfas como las de este relato, las mujeres saharauis proclamaron en el exilio, en medio de la guerra, la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). Ojalá pronto, muy pronto, puedan celebrar este aniversario en su tierra, en libertad.
«La melhfa es el vestido tradicional de las mujeres saharauis. Con la melhfa se cubre el cuerpo y el pelo. Con melhfas se hicieron jaimas en los campamentos del éxodo, cuando la gente ya no cabía en las demás, y las melhfas ardieron como antorchas bajo el napalm de los bombardeos de 1976. Con las mismas melhfas se hicieron otras jaimas en Gdem Izik en 2010, cuando las autoridades marroquíes prohibieron introducir jaimas con la gente, para que quien entrase no se pudiera quedar. Arrancar la melhfa es una forma de desnudo forzado, una violación de la intimidad de las mujeres. La melhfa envuelve a los recién nacidos para dar calor a la vida que acaba de llegar. En los centros clandestinos, los hilos de melhfa sirvieron para pegar con saliva mensajes escritos con letras de fibra en un plato, y saltarse la prohibición de hablar. También las melhfas sirvieron de colador de lo que traían para comer, para filtrar el caldo y limpiarlo de los insectos y el desprecio que venían con la comida. Con trozos de melhfa las mujeres hicieron compresas que compartían para recoger la única sangre que no era de heridas. Y, en las noches, las melhfas no dejaban ver que las mujeres se quitaban las vendas de los ojos. Así la melhfa fue una jaima para protegerse de las inclemencias del tiempo del horror».
Del libro «Memorias nómadas. Dolor y resistencia en el Sáhara Occidental», de Carlos Martín Beristain, Alonso Gil y Federico Guzmán.
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