«Tengo terror de mis padres migrantes, siempre con la mirada puesta en la huida», confiesa la poeta, periodista, traductora y activista Paloma Chen (Valencia, 1997) para terminar volando con sus versos un mundo sin fronteras ni papeles que las sellen. Este poema, «Obscenidad», aparece en su primer libro, «Invocación a las mayorías silenciosas», publicado por la editorial Letraversal.
Obscenidad
Tengo terror de mis padres migrantes,
siempre con la mirada puesta en la huida.
¿Así resuelves todo, papá?
¿Vas a volver a hacer lo que él diga, mamá?
Más terror me da la herida del nacimiento,
lo oculto en la parte oriental del AQUÍ
¿Qué fue tan malo como para abandonar el ALLÍ
donde uno se encuentra con solo veinte años?
¿Cómo lo hicieron para reconstruir(se),
para recomponer(se),
para resistir?
¿Cómo, para criar una prole que maldice un lugar que
nunca ha visitado,
que sueña en un idioma que desconoce,
que vive en otro que siempre le será extranjero?
¿Qué es tan bueno como para quedarse?
¿Qué sueño europeo es
ser
la china que vende cerveza,
el chino del pueblo,
la china del Hormiguero,
el chino de Física o Química,
la china del chino?
Ese no es mi sueño.
Mi sueño es ser la sangre que fluye de la herida
migratoria,
la reina valenciana de la pólvora bendecida por mis ancestros.
Mi sueño es que no me separen de mi padre
y de mi madre
en una fila para extranjeros
y otra para europeos,
que embarquemos
por la misma puerta,
que volemos juntos
adonde
los pasaportes sean
una obscenidad.
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