«Para cantarle al mar, me descerebro, me despeño en mi mismo y me celebro, me araño los deseos y me ofrendo», recita el poeta mexicano Fernando del Paso en su sorprendente y apabullante «PoeMar», libro en el que sueña que «el mar era una sola palabra» y «debía pronunciar su millón de sílabas». Dicho y hecho. En cántico o en plegaria. Como en esta letanía marina, «Ora pro nobis», en la que el poeta suplica y ruega por nosotros a cerca de 150 mares, la mar entera.
Ora pro nobis
Mar de Mármol, Mar de la Iniquidad, Mar Rojo, Mar Amarillo, Mar de las Estelas Congeladas, Mar de los Sargazos, Mar de las Estelas Ponzoñosas, Mar de las Tortugas, Mar de los Simulacros, Mar de las Rosas Marinas, Mar Insólito, Mar de los Crepúsculos Ebrios, Mar de los Heresiarcas Petrificados, Mar del Tiempo Sonámbulo, Mar de las Galaxias, Mar de los Incendios Azules, Mar de los Almizcles Amurallados, Mar de las Lámparas de Tinta, Mar de los Terciopelos, Mar de los Castillos de Agua, Mar de las Sombras Chinescas, Mar de la Agonía, Mar de las Adelfas, Mar de los Jardines Heráldicos, Mar de los Desamparados, Mar de los Incunables, Mar de las Fragancias Espirales, Mar de los Soltetros Transparaentes, Mar de las Lozanías…
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