«La pornografía erotiza de manera constante la violencia sexual y la desigualdad de poder»

«Se hace equivaler pornografía con sexo y esto es problemático porque cuando analizamos qué está enseñando la pornografía lo que encontramos es que tiene un punto de partida, un esquema, basado en la desigualdad de poder, en que el hombre es el sujeto y la mujer el objeto, en que el no de las mujeres nunca se respeta, en que hay prácticas directamente basadas en la ausencia de deseo y consentimiento de las mujeres… Es decir, que la pornografía lo que está haciendo es erotizar de una manera constante esa desigualdad de poder y distintos niveles y tipos de violencia sexual. No hay vídeos en los que exista un no partiendo de las mujeres que sea respetado. Se está erotizando de manera directa la violencia sexual. Por tanto, es problemático que se haga equivaler pornografía a sexo explícito cuando, más bien, lo que está mostrando la pornografía es un tipo de relación de poder unidireccional. Hacer pasar violencia sexual por sexo es un problema fundamental en la sociedad en la que vivimos», explica Mónica Alario Gavilán, filósofa y doctora en Estudios interdisciplinares de género. Mónica acaba de publicar, en la editorial Cátedra, el libro «Política sexual de la pornografía. Sexo, desigualdad, violencia».

«Cuando nos ponemos ante las cifras tan devastadoras de violencia, la pregunta que tenemos que hacernos es clarísima. ¿Cómo están aprendiendo los hombres que ejercen esa violencia que es sexualmente excitante?», cuestiona Mónica Alario Gavilán. «Porque no podemos tomarlo como algo individual, como un problema de un hombre en concreto que resulta que pasa no sé que. No, no. Cuando son cifras tan desorbitadas de lo que estamos hablando es de algo estructural. Y la pregunta entonces es obvia. ¿Dónde, cómo, están aprendiendo los hombres a excitarse en ese ejercicio de violencia contra las mujeres y las niñas? En el sentido en que la pornografía se basa en un esquema de ausencia de reciprocidad, de sujeto-objeto, de ausencia de deseo por parte de las mujeres, si lo llevamos a la realidad nos encontramos con dos posibles escenarios: el de la violencia sexual o el del consumo de la prostitución, que no es sino otro tipo de violencia sexual en el que hay una estructura social y dinero por medio», concluye la autora de «Política sexual de la pornografía. Sexo, desigualdad, violencia».